martes, 28 de julio de 2009

SEMBLANZA DE LA FAMILIA VARGAS en el Homenaje que se tributó a Domingo Vargas con motivo del BADASON 2009.


FEDERACION PROVINCIAL DE PEÑAS FLAMENCAS DE BADAJOZ

SEMBLANZA DE LA FAMILÍA VARGAS Y DE DOMINGO VARGAS.- Esta semblanza se leyó, durante el homenaje que se le tributo a Domingo Vargas, con motivo del BADASON 2009, el sábado 10 de julio, día de la actuación del guitarrista Vicente Amigo, en el Auditorio Municipal de Badajoz. Miguel Vargas Molina, emeritense adoptivo, sin precedentes artísticos flamencos, llevaba desde la primera infancia el recuerdo de las fiestas familiares, de cuando residió con su familia en Portugal y en las que escuchó la esencia y el compás del toque gitano extremeño, que estuvo siempre depositado en las mujeres: la Tía Primitiva, la Tía Ana Molina, la Tía Tijeras, la Tía Amparo…. y desde entonces soñaba con ese tintineo del punteado, ese deje y ese aire tan peculiar de nuestros Jaleos y Tangos, que le llevó a simular de niño el toque con una tabla y una cuerda de goma reliada en ella, con la que pasaba horas imitando el toque de la guitarra. Llego mas tarde, ya en España, con once años, la primera guitarra, y ahí soltó todas las vivencias y todo el rescoldo de aquellas fiestas intimas familiares, con el aire y el compás del flamenco de nuestra tierra. Enriqueció esos primitivos toques, aprendiendo la técnica en Mérida e inmediatamente, muy jovencito, empezó a actuar en las terrazas, en los veranos, por la Costa Brava, algo habitual de nuestros gitanos en esas fechas, siendo compañero por un tiempo de la hoy multipremiada Carmen Linares, que nos acompaña en el BADASON, que entonces cantaba copla e imitaba a Fosforito. En Extremadura empezó a dar conciertos de guitarra, acompañado de su compadre Paco Suarez y a enrolarse en compañías por toda España. Pero la mala fortuna lo retiró de los espectáculos: una caída de un escenario en la que se fracturó la muñeca izquierda, con un tratamiento incorrecto, lo inutilizó por un largo tiempo para el toque, del que pensó que tenía que olvidarse. La inactividad con la guitarra la aprovechó para casarse y fundar una familia, en la que pronto vendrían cuatro niños: dos gemelos, Domingo y Juan y más tarde, Ana María y Alba. Miguel Vargas, desde entonces solo tocaba en su casa y fue, gracias al I Concurso Internacional de Guitarra Flamenca que hicimos en 1987, dedicado a la escuela de Guitarra de Manolo de Badajoz y sus hermanos, como lo recuperamos para el flamenco. El primer premio fue para el Niño de Pura, pero Miguel ganó sin preparación alguna y llevando tanto tiempo fuera del flamenco, el accésit al mejor guitarrista extremeño. Lo animamos y una vez recuperada su autoestima, empezó poco a poco a tocar y a crear el toque extremeño. Miguel fundió el toque gitano extremeño primitivo y ancestral que había mamado en su infancia, con la armonía y la técnica nueva aprendida y recreó el toque extremeño, con aquellos aires primitivos, inspirándose en los silencios y golpeos de Diego el del Gastor e incorporando sones del folclore popular de Extremadura. A Miguel le debemos por tanto la conformación actual del toque de los Jaleos y los Tangos, que solo habíamos oído en fiestas familiares y en algunos esbozos a Juan Salazar “Porrina Hijo”, cuando nos decía “voy a tocar las falsetas de la abuela Ana”. De él han bebido todos los demás. Porque Miguel Vargas es la fuente viva de nuestro toque gitano extremeño.

…Armonía con lamentos,
rasgueos, pulgar, sal y sangre,
gracia y toque de maestro.
Acaparador del arte.
Soberano de lo nuestro.

Y los hijos crecieron en la vida y en el arte, al lado del hogar y de la guitarra de su padre y … Domingo y Juan se hicieron guitarristas y…. percusionistas y nació la Familia Vargas y montaron, piezas, números, grupos y composiciones mixtas como el Flamen-Fado, del que nos dejaron esa reliquia de disco “El roce de las almas”…. y también música flamenca para el cine….. Pero un mal día el destino fatal truncó la progresión de la Familia Vargas.

Porque:

Fueron el duende brujo y la guitarra,
Al compás de los Tangos y Jaleos,
Moviendo en la raíz de sus entrañas,
Inicio en el pulgar y en el rasgueo,
Los punteados tan gitanos que embargan,
Ilusionando su arte y su deseo.
Así nació esa gran Familia Vargas.
Vio la luz ese trío de guitarras,
Acuñando su toque tan gitano.
Ríos con armonía sus sonantas.
Gracias, Miguel, por tu arte soberano.
A Domingo que no verá el mañana,
Se lo brinda tu Juan, su fiel hermano.

Así fue de cruel el destino: cuando el trío que guardaba las esencias y los duendes del toque extremeño, estaba en su máximo apogeo, Domingo, Domingo Vargas, el miembro más querido de la familia, sufrió la cornada fatal de la muerte, cuando apenas empezaba a darnos toda la grandeza del arte que guardaba. Suele darnos consuelo decir que Dios siempre se lleva temprano a los mejores, pero quizás el único consuelo que encontramos los flamencos extremeños al recordarlo, es saber que su arte y su guitarra siempre estarán con nosotros y que siempre nos quedará Juan, su otro yo, junto con el toque mortalmente herido de su padre. Y por eso hoy lo lloramos con este recuerdo en acróstico:

DOMINGO VARGAS

Dios se lo llevó a la gloria.
Olvidó su edad temprana.
Mandó cortar su memoria
Ignorando su mañana.
No lo dejó hacer historia.
Guitarra de duende y raza.
Ojala, suene en la gloria.
Volaste con garbo y arte,
Afinando tu sonanta.
Recogiste de tu padre
Gracia y esencia gitana.
Aunque pronto nos dejaste,
Siempre estará tu guitarra.

Francisco Zambrano Vázquez.
Director de la Tertulia Flamenca “Porrina de Badajoz”.
Badajoz, junio de 2009.

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